Inauguración: 6 de Noviembre de 2014 Cierre: 22 de Noviembre de 2014 En vivo: Florencia y los monos de odisea del espacio Registro fotográfico: Fausto Verón & Sebastián Rosso
Irreal
1. DESTINO
Sebastián Rosso ha realizado a lo largo de su vida como artista numerosos viajes exploratorios; ha compartido con nosotros aventuras, itinerarios, descubrimientos; nos indujo a desplazarnos, a movernos, a acompañarlo en sus travesías por esos nuevos mundos -¿imaginarios?- poblados de especies exóticas, faunas imposibles y floras irreales, dotadas de pasmosa exuberancia.
Hoy, ahora, SR nos dice que el viaje ha concluido.
El lugar en el que nos encontramos en este punto del camino promueve a la observación, a la calma, a la contemplación relajada; son otras las sensibilidades a las que apunta estimular esta nueva creación de SR, lejos de la excitada operación del contemporáneo abalanzamiento histérico que campea por estos lares, cerca de la casi obligada pausa que impone la madurez del artista en este regreso silencioso, sutil, y contundente, que oscila entre dos polos complementarios: el barroquismo excesivo y abarcador de luminosos vegetales, y el minimalismo simétrico de un paisaje obsesivo digno de una foto de Sugimoto.
A partir de este punto es cuando es necesario abandonarse, dejarse permear por la obra, y aceptar que el arte, en la propuesta de SR, seduce desde un hipnótico e inexplicable placer que nos conduce a estados cercanos a la experiencia mística.
2. PERFECCIÓN
En la antigua China, un maestro zen y excelso pintor, el más hábil en captar la gracia y la esbeltez de las grullas, cada vez que terminaba una obra maestra dejaba caer deliberadamente una gota de tinta, para que el dibujo contuviera una lacra. La perfección no estaba vedada a los mortales, pero éstos debían renunciar con humildad a ella, porque era una prerrogativa exclusiva de la divinidad.
SR efectivamente renuncia a la perfección en su obra, y creo que por un motivo igual de trascendente al del maestro chino: el artista sabe con resignada certeza que nunca podrá alcanzar el objetivo último del arte, esto es, la felicidad. Tal vez la consecuencia de esta imposibilidad sea cierta melancolía que atraviesa la obra de SR.
3. REESCRITURA
SR escribe y reescribe su obra en un continuum sólo interrumpido por alguna distracción, o una tristeza momentánea; esta operación se lleva a cabo a partir de la ilustración, de la fotografía, del dibujo y de la instalación; una suerte de collage perpetuo a través de cuyas capas podremos reconocer si somos atentos observadores alocadas músicas new wave y la electrónica más elegante, el vibrante movimiento Fluxus, libros de aventura, añejas revistas Humboldt, historias gringas de viejos aviadores, mitos de machos de pueblo chico, cientos, miles de libros amarillos, empapelados geométricos, Caravaggio, Aphex Twin y el cine, el cine, siempre el cine.
4. PLACER
El arte de SR (tildado por algún avispado y correcto observador de decorativo, para alegría del autor) está vivo, y su obra nos invita a la experiencia osmótica de ser parte de ella, de crecer con ella, respirar junto a ella en un susurrante y placentero proceso de sístole/diástole que se asemeja a un mantra. El pueblo chico también tiene su magia, la siesta reparadora, las largas reuniones entre amigos y la sonrisa satisfecha.
Porque de esto se trata el arte de SR: del placer. Placer es lo que sentimos al ser atravesados, conmovidos, estimulados por la obra de este artista, que hoy está de regreso y nos invita a visitar y recorrer su hermoso, apasionado, melancólico e imperfecto mundo.
Te extrañamos. Mucho. Gracias por volver.